El municipio


Villa de Valverde

Fundada a principios del siglo XV, Única capital en Canarias que no se movió a la costa cuando cesaron los ataques de los piratas allá por el siglo XVIII, conservando de este modo aquel espíritu de las ciudades que se situaban en un alto para vigilar los peligros que llegaban por mar. Hoy en día lo que ese mar trae son veleros de aventureros que hacen aquí su última escala antes de continuar hacia Cabo Verde y Sudamérica.

La Villa guarda tesoros de la historia desde la época a de los Bimbaches o Bimbapes (primeros pobladores) hasta nuestros días. La iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, la Plaza Virrey de Manila, el Ayuntamiento, la Casa del Conde, la Casa de Las Quinteras, el Casino, el antiguo Teatro, la Ermita de Santiago o la Ermita de San Lázaro, son sólo algunos de los puntos que no debes perderte en tu visita.

La capital de El Hierro es centro administrativo, y por eso está llena de vida y movimiento sobre todo de lunes a viernes por la mañana.

La Caleta

Pequeño enclave costero en el que disfrutar de un precioso paseo al borde del océano. Como buen pueblo marinero, su patrona es la Virgen del Carmen. Como curiosidad te contamos que su imagen está en el hueco de la escalera que conduce a las piscinas de agua de mar (sin duda cuenta con las mejores vistas), y es que La Caleta es el único pueblo de El Hierro donde no hay iglesias ni ermitas.

Es un lugar ideal para ir con niños, te aseguramos que no serás capaz de sacarles de esta zona de baño, ni de los charquitos cercanos en los que encontrarán burgados, arañas (cangrejos muy pequeños), lapas y pequeños pececillos.

Consejo: recorre el paseo al atardecer.

Tamaduste

Este pequeño pueblo a pie de mar fue lugar tradicional de veraneo de los habitantes de la Villa, que poco a poco fueron estableciendo aquí su residencia fija, cambiando de este modo el clima más frio de la capital por las suaves temperaturas de la costa a lo largo de todo el año.

Aunque a simple vista parece que la zona de baño es un entrante natural en la costa, conocido como “El Charco”, en marea baja se puede disfrutar de un trocito de arena, por lo que no podemos perder la oportunidad de presumir de nuestra “playa del Tamaduste”.

Consejo: si viajas en agosto, no te pierdas el ambiente de la tarde-noche a orillas del Charco.

Puerto de la Estaca

Tradicionalmente puerto comercial, ha ido incrementando sus servicios convirtiéndose también poco en puerto deportivo y lugar de atraque de veleros de grandes travesías. Es además un lugar tranquilo donde pasear o disfrutar de un día de playa, ya que, frente a los pantalanes, hay una zona de baño totalmente acondicionada.

Por cierto, el nombre se debe a La Estaca donde amarraban los barcos y que aún hoy puedes ver a la izquierda del paseo en dirección al puerto.

Consejo: súbete al espigón y disfruta la sensación de asomarte a una ventana al océano. Date un paseo desde espigón hasta el mirador del muelle y disfruta de la brisa del océano.

Timijiraque

Timijiraque es un pequeño pueblo de costa que nos recibe al cruzar un túnel, poco después de dejar el Puerto de La Estaca atrás en dirección al Parador de Turismo. Pregunta a alguna persona mayor de las que viven allí por las antiguas salinas. Se conserva muy poco de ellas, apenas podrás distinguir algunos muros y los restos de los cocederos se han perdido prácticamente entre la vegetación, pero seguramente te vayas con unas cuantas historias de pesca y salazones.

Consejo: No pierdas detalle a la boca del túnel en la parte de Timijiraque. Allí está la estatua “Te esperaré siempre” del escultor Julio Nieto. Aquí, cariñosamente, la llamamos “El Enamorado”.

Las Playas

Con este nombre, ya habrás adivinado que te vamos a hablar de una población costera. Pues sí. Es un pueblo muy tranquilo con casas dispersas que vive mirando al mar. Y te contamos, además, que la gente de El Pinar, que es el pueblo que está la parte alta de la montaña, venía precisamente a este punto para aprovechar la bondad del clima. La carretera de la costa este se termina aquí, en Las Playas, no hay opción de continuar hasta el sur. Y justo aquí, al final de la carretera, te encontrarás con el Parador de turismo de El Hierro. Sabemos lo que estás pensando, y estás en lo cierto: es el lugar perfecto para desconectarse del mundo.

Consejo: No te vayas sin hacerte una foto con el Roque de la Bonanza al fondo. Es uno de los símbolos de la isla.

Isora

En la zona de medianías te encontrarás con este bonito pueblo, donde prácticamente todas las casas tienen una huerta y árboles frutales alrededor.

En las proximidades del pueblo está la Fuente de Isora, o fuente de Azofa, que llegó a ser considerada la más importante de la isla. Tanto fue así, que existían ordenanzas para su conservación y aprovechamiento. Es un lugar perfecto para una merienda en la montaña, pero con vistas al mar.

Si quieres descubrir la arquitectura tradicional de El Hierro, o dar un salto en la historia, tienes una cita con Isora.

Consejo: acércate al Centro de Visitantes de la Reserva de la Biosfera y descubre la historia de los Casinos de El Hierro.

San Andrés

Estás en el pueblo más alto de la isla. Situado en la Meseta de Nisdafe, una de las zonas más fértiles de la isla, y por ello tradicionalmente agrícola y ganadera, conserva ese espíritu rural de quienes reconocen en la tierra el modo de subsistencia. No es que todos los caminos conduzcan a San Andrés, pero sí que casi todos, y es que está situado prácticamente en el centro de la isla. Pequeñas huertas y frutales se entremezclan con casas de estilo tradicional, de las que muchas han sido restauradas como alojamientos rurales. Se dice, se comenta, que las mejores papas de la isla crecen aquí.

Consejo: ten siempre la cámara o el móvil a mano, porque no es difí¬cil cruzarse con rebaños de ovejas que regresan de un día pastando en los campos de Nisdafe. Si vienes en primavera no te pierdas los campos de amapolas de la meseta de Nisdafe.

Tiñor

¿Te imaginas un pueblo de cuento a escasos metros de la carretera? Ese es Tiñor, la localidad más pequeña de El Hierro. Aquí no hay tiendas ni bares. Solo casas. La mayoría de ellas forradas de piedra y con teja plana. Tiñor es una fiesta de color: la piedra volcánica, el naranja de las tejas, el verde de las huertas y los colores de las flores, unido todo ello a la vegetación silvestre que los vecinos cuidan como si fuesen jardines. Como curiosidad te diremos que Tiñor monta el árbol de Navidad más original que jamás hayas visto. Ahí lo dejamos. En tus manos está descubrirlo.

Consejo: deja el coche a la entrada del pueblo y recórrelo caminando. Los pocos coches que te encontrarás son los de los vecinos que salen o llegan.

El Mocanal

Situado en un lugar estratégico, a pocos kilómetros de Valverde y a escasos 15 minutos de Frontera gracias a la construcción del túnel de Los Roquillos.

Lugar de paso a pie y por carretera, vale la pena pararse y darse un paseo por sus rincones. Este pequeño pueblo eminentemente agrícola hace años, ha visto cómo muchas de las casas en peligro de convertirse en ruinas se han restaurado para transformarse en alojamientos rurales con increíbles vistas al océano. Aquí la colaboración entre los vecinos es indudable cuando llegan las fiestas (esto se vive en cada pueblo de la isla), pero llega a su máximo exponente en la realización de las alfombras artesanales para el día del Corpus.

Consejo: No puedes irte sin sentarte en la Plaza de San Pedro, donde se alza la iglesia del mismo nombre, y disfrutar de un libro, de escribir o dibujar, o simplemente de cerrar los ojos, escuchar a los pájaros cantar y reconocer olores que te trasladen a otro tiempo.

Pozo de las Calcosas

Este pueblo consta de dos zonas. La que verás al llegar con el coche, y el poblado que descubrirás al asomarte al acantilado.

No se puede hablar del Pozo de Las Calcosas sin hablar de El Mocanal y viceversa, y es que la parte baja del Pozo es el lugar preferido por los vecinos de El Mocanal para pasar sus vacaciones.

Los vecinos han hecho un esfuerzo por mantener este tesoro etnográfico pegado al mar, y es que han convertido los “pajeros” tradicionales en casas de veraneo, pero sin perder en ningún momento la esencia de estas construcciones: paredes de piedra y techos de colmo (paja del centeno). El resultado es un precioso poblado que te parecerá un museo al aire libre con una zona de baño de las más bonitas de la isla.

Consejo: baja y date un baño después de callejear por sus caminos empedrados, descubrir la estatua de Neptuno (hecha sobre restos de residuos), y la pequeña hornacina con San Juan, patrón de este especial poblado.

Echedo

Atención amantes del vino, porque bien podríamos decir que Echedo es el viñedo del municipio, y por esta razón, además de viñas, te encontrarás con antiguos lagares de madera, algunos de ellos restaurados, otros en estado de abandono, y aun así, no podrás dejar de admirarlos.

Se dice de Echedo que es el que tiene el mejor clima del municipio, y que, debido a ello, no sólo crecen la viña y otros frutales, sino las mejores moras de la isla.

Si al pasar por la plaza ves en ella sillas, mesas, bicicletas y todo tipo de utensilios descolocados, como si alguien hubiese estado limpiando un trastero, es porque has pasado el día de la fiesta del pueblo, y ya es tradición que quienes viven aquí, esa noche salgan a llevarse lo que los vecinos tienen alrededor sus casas y lo dejen todo justo ahí, en la plaza.

Consejo: imposible irse de Echedo sin caminar entre sus viñedos.

Guarazoca

Este era nombre de la princesa bimbache que, por amor, traicionó a su pueblo y les contó a los castellanos dónde conseguir agua potable para que no se fuesen. Y en honor a ella se bautizó así el pueblo.

En esta zona, como en El Mocanal, se plantaban cereales y algunas legumbres, como las arvejas o las lentejas. Aquí dicen que se plantó también la primera viña de El Hierro, y que lo hizo un tal John Hill allá por el año 1526.

Consejo: Acércate a la Ermita de La Peña, y déjate impresionar por las vistas.

Erese

El nombre de este pueblo viene del vocablo “eres”, de la toponimia de la época prehispánica de las islas, que hace alusión a un hoyo o poceta formado en las rocas impermeables de los barrancos, donde se acumula con el agua de lluvia arena fina y limpia”. Hace pensar esto que aquí podían localizarse estas pocetas.

Es una tierra fértil, en la que prácticamente todas las casas tienen una huerta al lado para autoconsumo.

Erese conserva casas al más puro estilo herreño, y ese encanto de los pueblos que crecen de la carretera general hacia arriba y no a su orilla, de hecho, hay una parte de este pueblo que se denomina Erese Alto.

Consejo: si decides pasear por el pueblo, recuerda que existe Erese Alto y que eso significa que las pendientes son pronunciadas.